Child of the light

Child of the light
Jackson 5

domingo, 11 de julio de 2010

Child of the light cap 11




Capitulo 11.

Fue cuestión de minutos para que el grupo y su comitiva lograran abandonar el aeropuerto en la limosina, pese a la horda de adolescentes desquiciadas por sus ídolos que se agolpaban alrededor del auto.

-¡Cielos! Esto cada día se pone peor.- Murmuró Suzanne con una sonrisa de satisfacción, pues pese a lo sobrecogedora que podría ser la efusiva muestra de afecto de los fans, eso significaba sin duda alguna el éxito rotundo de los chicos y el hecho de que iban por muy buen camino.

-¡Qué maravilla estar por fin aquí!- Dijo Tito, feliz ante la idea de poder ver a Dee Dee, después de tanto tiempo. Ansiaba llegar a casa para revelar las fotos del viaje, aquellas que había prometido que le mostraría a su regreso.-Ahora iremos a casa, ¿no?-

-Iremos primero al estudio.- Dijo Joseph, mirando vagamente por la ventanilla.-El que estemos aquí no quiere decir que no haya trabajo qué hacer.- Esto fue recibido por los chicos con un suspiro ahogado de cansancio.

-De hecho, por ahora la única que debe ir al estudio soy yo.- Intervino Suzanne.- Debo reportarme con Berry, ponerle al tanto de todo lo que ha pasado y recibir instrucciones. Ustedes pueden ir a casa y tomar un merecido descanso.-

Los chicos sonrieron abiertamente al escucharla, pero Joseph la miró con molestia. Si no le agradaba que tuvieran sesiones telefónicas privadas al respecto del grupo, menos le gustaba la idea de que después de semejante gira, él no fuera requerido en una junta para tratar sobre ese tema.

-Creo que yo debería estar presente, ¿no Suzanne?-

-En verdad, Joseph, no es necesario, sólo le pondré al tanto de cómo fue la gira, eso es todo, no se tratará de nada relevante ni de algo que necesite de que te tomes la molestia.- Insistió la joven con naturalidad, pues pese a que sabía el porqué de la insistencia del patriarca Jackson, prefería no darle mayor importancia. Joseph, sin argumentos para rebatir lo dicho por Depasse, guardó silencio con un gesto en el rostro que daba miedo.

Llegaron a un edificio, parte de la compañía, en el cual pasaron de la limosina a una camioneta regular que los llevaría a casa, Suzanne se despidió de ellos al tiempo que subía a otro auto que la llevaría a los estudios donde se encontraba Berry Gordy.

Pese al entusiasmo y felicidad que los chicos sentían, no se atrevieron a abrir la boca; todo el trayecto de camino a encino se llevó bajo un silencio sepulcral. Joseph se veía molesto y era mejor no alterarlo.

Jimmy observaba el ambiente sin comprenderlo. Él siempre pensó que el padre de los niños de chicle sería un consentidor enfermizo que traería a sus bodoques en una bandeja de plata, sonriendo todo el tiempo y hablando sin parar de sus virtudes y talentos; pero en lo que llevaba de acompañar a Michael, esa imagen se había caído al piso de un golpe. Joseph Jackson, en vez de un orgulloso padre, parecía un capataz amargado y enfurecido que se irritaba hasta con el más mínimo ruido o el vuelo de una mosca.

Harto de mirar a Joseph, el fantasma miró por la ventana de la camioneta. El sol bañaba las calles con sus dorados y cálidos rayos, haciendo que el cielo se viera aun más claro de lo que nunca lo había visto en los sombríos paisajes de Nueva York; las grandes palmeras de California ribeteaban las calles por donde la camioneta pasaba, dejando al chico fantasma pasmado ante tal exótica belleza.

-¡¡Mira qué grandes!!- Exclamó como un chiquillo ante un espectáculo maravilloso.- ¡¡Hey, creo que esa tiene un coco!! ¡Vaya desperdicio, deberíamos bajarlo!-

El hecho de imaginar a Jimmy, trepando por el tronco de la palmera para alcanzar un, probablemente inexistente, coco, le causó tanta gracia a Michael que comenzó a reír a carcajadas.

Los chicos lo miraron sobresaltados, ya no tanto por el hecho de que su risa había roto aquel “voto de silencio” que acostumbraban auto imponerse cuando Joseph se hallaba de malas pulgas, sino más bien, alarmados por el hecho de que de la nada, su pequeño hermanito comenzaba a carcajearse como si estuviera loco.

Joseph se hallaba conduciendo, razón por la cual no se giró para encarar al muchacho, pero eso no evitó que desde su asiento, mirándole por el retrovisor, exclamará encolerizado.

-¡¡¿Qué diablos te pasa, muchacho?!! ¡¡¿Acaso estás loco?!!- Michael se sobresaltó y guardó silencio de inmediato, hundiéndose en su asiento; su padre seguía vigilándole de vez en vez por el espejo.

Jimmy le miró con desprecio.

Al poco tiempo llegaron a las puertas de la mansión, aquel enorme lugar parecido a un castillo, de grandes jardines y portones enormes, la fortaleza que Joseph se había procurado para resguardar a su familia.

Jimmy estaba anonadado ante aquella visión, se giró hacia Michael, admirado ante aquel exorbitante lujo en el que vivía, pero el niño no notó aquel gesto, se hallaba aun hundido en el asiento, entre temeroso y dolido por aquel exabrupto de su padre. Jimmy, prefirió no decir nada.

Tras cerrarse las rejas del patio, dos agentes de seguridad se acercaron a la camioneta. Detrás de ellos y saliendo de la casa iban Katherine, Randy, Janet y Latoya, corriendo hacia los muy extrañados hermanos.

-¡Oh, qué alegría qué estén aquí!- Exclamaba Katherine abrazando y besando a cada uno de sus niños. Ante esto, la tristeza de Michael pareció esfumarse.- ¿Qué tal ha ido el viaje?-

-¡Grandioso! ¡Debiste verlo!- Exclamaba Jermaine, emocionado ante la idea de relatar a los suyos las maravillas de la gira.- ¡Las chicas se volvían locas!-
-Parece que a ti solo te interesa eso.- Dijo Latoya, riendo y abrazando a su hermano. Katherine abrazó a Joseph, quien trató de fingir alegría y disfrazar así su malhumor, pero eso no pasó inadvertido ante la mirada atenta de su fiel esposa.

-¿Qué ocurre, Joseph? ¿Pasa algo malo?-

-Nada, no es nada. Chicos, lleven las cosas adentro.- Ordenó el hombre a los muchachos. Estos, con la ayuda de sus otros hermanos, se dispusieron a llevar el equipaje al interior de la casa entre risas y barullo.

-¿Nada? Sí, te lo voy a creer.- Insistió Katherine, sin dejar de mirar a su esposo.- ¿Qué ha pasado?-

-Suzanne ha rechazado el que le acompañe a ver a Berry.- Dijo conteniendo la molestia.

-No deberías tomarlo tan a pecho, quizá no haya sido nada de importancia lo que tenía que decirle.-

-Ese no es el punto.- Insistió con cierta firmeza el hombre.- Tal parece que ese par se olvida de que el manager del grupo soy yo.-

-Joseph.- Rió Katherine.- Si hay algo que no has permitido que olviden es el hecho de que tú eres el manager de los chicos, siempre has estado al pendiente de todas las negociaciones, no se te escapa nada sobre los contratos y presentaciones, todo está más que claro.-

-Eso es porqué siempre estoy al pendiente, pero si me descuido… ¡Quién sabe que es lo que podrían hacer esos dos!-

Katherine sonrió, negando con la cabeza, restándole importancia a la paranoia de su esposo.

-Y como si no fuera suficiente, Michael se está volviendo loco.-

-¿Qué dices?- Inquirió la mujer, alarmada.- Repite eso, ¿A qué te refieres?-

-Está hablando solo otra vez, como aquella vez.- Dijo él, con molestia.

Katherine relacionó lo dicho por su marido a aquel viejo incidente de Aisha, la amiga imaginaria de su hijo. Más relajada, dijo.

-Ha creado otro amigo imaginario, ¿Qué hay de malo en eso?-

-Perjudicará a la banda. Si alguien lo ve hablando solo comenzarán a decir que está loco.-

-Si alguien lo ve hablando solo, comprenderán que es un niño y que es obvio que tenga amigos imaginarios, no hay nada de malo en eso.- Joseph hizo un gesto de impaciencia.- Anda ya, déjate de pensar en cosas como esas y vamos a la casa, necesitan descansar.-

-¿Descansar? Aun es muy temprano, aprovecharemos la tarde, los chicos tienen que ensayar.-

Katherine le miró confundida.

-Pero acaban de llegar de un largo viaje, les haría bien dormir un poco, comer algo…-

-Les hace bien entrar al estudio y practicar sus pasos, no pueden darse el lujo de bajar el ritmo de trabajo, no ahora.- Y tras decir esto se encaminó al interior de la mansión, dejando a Katherine suspirando vencida.

Los chicos se hallaban en sus respectivas habitaciones dejando las maletas y desempacando. Latoya ayudaba a Tito y Jackie, preguntándoles un sin fin de cosas sobre los lugares visitados en la gira, Randy acompañaba a Jermaine, interrogándolo de igual manera y buscando si le había traído algo.

-¡Estoy exhausto!- murmuró Michael, dejando la maleta en el piso y dejándose caer sobre su cama. Jimmy se sentó junto a él.

-Vaya mansioncita la tuya, ¿eh? El retorcerse en el escenario como si te estuvieras electrocutando tiene sus ventajas.-

Michael le miró fingiendo molestia, pero sin poder evitar sonreír. Le agradaba la compañía de Jimmy, sabía como hacerle menos pesados los momentos difíciles.

En eso la puerta se abrió y la pequeña Janet entró por ella. Al ver a su hermano sobre la cama, tomó vuelo y corriendo saltó sobre él.

-¡¡Hola!!- Gritó al tiempo que le caí encima. Michael pegó un grito, seguido por una enorme carcajada.

-¡¡Bájate, estás muy pesada!!-

-¡¿Cómo es Nueva York?! ¡¿Fueron a la estatua de la libertad?! ¡¿Me trajiste algo?!- interrogaba la niña, sentada sobre su hermano mientras le hacía cosquillas. Michael reía mientras intentaba liberarse de ella.

-Michael, baja ahora al estudio, tienen que practicar.- Dijo secamente Joseph apareciendo en la puerta. Janet al verlo cesó su ataque de cosquillas, escurriéndose al otro extremo de la habitación.

Michael, muerto de cansancio y deseoso de charlar con su pequeña hermana, sintió dentro de sí ese sentimiento rebelde que solía traicionarlo en las peores situaciones.

-No quiero…- Murmuró con sequedad. Joseph lo miró con los ojos casi saliendo de sus órbitas.

-¡¿Qué dices?!-

-¡Que no quiero!- Exclamó Michael, harto, exhausto, enojado.
Fue la gota que rebasó el vaso. Joseph, encolerizado miraba a su pequeño vástago. En un instante se dejó ir sobre él y tomándolo bruscamente del brazo le alzó casi en vilo mientras levantaba la otra mano dispuesto a golpearlo. Janet, aterrada, salió corriendo de la habitación.

-¡¿Cómo te atreves a gritarme?!- vociferó Joseph. Jimmy al mirar la escena, al ver el terror reflejado en los enormes ojos de Michael, se llenó de ira.

-¡¡Basta ya, maldito!!- Gritó el fantasma, al tiempo que daba un manotazo a la lámpara que yacía en una de las cómodas del cuarto.

La lámpara salió volando con violencia en dirección a Joseph, y no lo golpeó solo porque el patriarca de los Jackson, había logrado esquivarla con un rápido y asustado movimiento.

Soltó a Michael. Estático, se quedó ahí, de pie, mirando los restos de la lámpara destrozada en el piso alfombrado de la habitación.

Serio, impactado, salió del lugar sin decir una palabra.

Michael miró a Jimmy, tampoco podía decir palabra alguna, pero la gratitud en sus enormes ojos de avellana eran claras para el buen Jimmy.

1 comentario:

liz dijo...

O____O pero ese Joseph no tiene escrupulos!!
que le pasa?? si todo quiere manejar, todo quiere hacer, no le importa nadie, solo el mismo, y sacar provecho de todo!!!
pero no.. sobre él... XDXDXD
lo bueno que Jimmy acaba de descucbir algo muy importante.. mover cosas es muy significativo..
que bueno que le haga compañia a Michael..
Amiga!!! adoro tu novela.. me imagino al bello, dulce y pequeño Michael..
enhorabuena cada capitulo mas emocionante..
te quiero!!!
LIZ