Child of the light

Child of the light
Jackson 5

martes, 20 de julio de 2010

Child of the light cap 13


Capitulo 13

-¡¿Kathy?! ¡Qué sorpresa! ¿Cómo estás hija, cómo están todos?- Decía con alegre sorpresa la señora Scruse del otro lado del auricular.

-Bien, mamá, todos estamos muy bien.- Replicó Katherine, tratando de sonar alegre y despreocupada.- Los chicos acaban de regresar de gira, quizá lo hayas oído en las noticias.-

-Sí, lo he visto en la televisión, ¡Mis nietos! ¡Se veían tan guapos en el telediario de las nueve!-

Katherine rió levemente al teléfono.

-Pero algo me dice que no me has llamado solo para eso, ¿qué te ocurre, querida?- Inquirió la perceptiva mujer.

-Bueno… es que… madre, no sé…- Balbuceó Katherine, nerviosa al teléfono. La voz de la Señora Scruse se dejó oír otra vez.

-Anda, dime qué pasa.-

-Michael tiene un amigo imaginario.- Dijo con simpleza, y al terminar de decirlo se sintió entre tonta y aliviada.

-¿Otro?- Dijo la abuela. Su voz delataba que en ese momento la situación le parecía tan inocente que no veía problema alguno.

-Bueno, es que… Joseph se ha alterado mucho con esto, ya sabes como es con los asuntos del grupo, piensa que esto los perjudicará.

-Joseph está sobre actuando.- Replicó la mujer sin darle mucha importancia.- No es la primera vez que esto ocurre, ¿por qué se alteran? Me sorprende que tú te halles alterada con esto.-

-No, no, no es el hecho de que tenga un amigo imaginario lo que me preocupa, es que…- Katherine se mordió el labio, no sabía si debía seguir, comentar esas cosas siempre le eran difíciles, incluso con su gran confidente de toda la vida, su madre.- Hoy… Joseph, al llegar del aeropuerto planeaba un ensayo con los muchachos.- Se pudo escuchar un bufido de desacuerdo del otro lado del auricular.- Fue por Michael y… bueno, él lo confrontó como a veces suele hacerlo…-

-Y Joseph lo “disciplinó”, ¿No es así?-

-Sí.- Replicó Katherine con pena.- Pero eso no es lo que… no es lo que…- Respiró profundo.- Una lámpara cayó al piso, el estruendo que hizo fue terrible, como si alguien la hubiera arrojado. Joseph se fue de la casa después de eso, todos fuimos a la habitación y… no sé si Joseph la haya tirado o qué, pero Michael dice que fue su amigo imaginario.-

La abuela guardó silencio. Después de unos segundos, Katherine siguió.

-Mamá… ¿Crees que mi hijo se esté volviendo loco?-

-¡Oh, Kathy, por favor! ¡No digas tonterías! El único loco ahí es tu marido.- Katherine no pudo evitar esbozar una sonrisa, mitad por los nervios, mitad por lo dicho por su madre.- Michael es un niño totalmente sano.-

-¿Entonces? ¿Por qué dice que su amigo imaginario tira cosas de la habitación? Fui a arroparlo hace un rato y estaba hablando con él; guardó silencio cuando me vio entrar en su habitación, pero en cuanto me fui siguió conversando con él, le agradecía por haber lanzado esa lámpara y evitar…- Katherine calló.

-Bueno hija… - Dijo en un tono más serio la Señora Scruse.- ¿Has pensado en la posibilidad de qué… no sea un amigo imaginario?-

-¿A qué te refieres, mamá?-

-Bueno, ¿recuerdas a la tía Eloise? ¿La hermana de mi madre?-

-¡Cómo olvidarla!- Replicó Katherine, y un pequeño escalofrío la recorrió al recordar a aquella extraña y joven mujer, la hermana más pequeña de su abuela. Eloise Upshaw era una mujer casi diáfana, de ojos saltones y rostro demacrado que solía impactar con su presencia a los demás, en especial a los niños de la familia, que huían de su compañía, pues les inspiraba miedo; siempre con la mirada perdida y su personalidad casi autista; de escasas palabras para con los suyos, una mujer que prefería mantenerse aislada y alejada de los demás.

-Pero no entiendo… ¿A qué viene el mencionar a la tía Eloise en todo esto? Si me permites, el hecho de que hagas referencia a ella me tranquiliza aun menos.-

-¿Recuerdas su actitud? ¿Recuerdas como era?-

-Claro que lo recuerdo… siempre hablaba sola, siempre… - Katherine calló. Angustiada.- ¡Oh, mamá! ¿No estarás diciendo que Michael padece la misma enfermedad que ella?-

-Tu tía abuela Eloise no estaba enferma… ella, ella tenía un don.-

-¿A qué te refieres?- Exclamó Katherine con extrañeza.

-La tía Eloise… ella podía hablar con los espíritus. La tatarabuela Marple decía que ella era una “Mambo”.-

-¿Mam…? Mamá… ¿De qué hablas?-

-Bueno, aunque es obvio que eso de la “mambo” eran exageraciones, ¡en fin! El caso es que Eloise podía hablar con los espíritus, desde muy pequeña tuvo el don. A los cuatro años tuvo un amigo imaginario, un hombre que tenía una “rosa roja” en el pecho; tus bisabuelos decían que eran cuentos suyos, pero mi madre dice que ella averiguó y en la casa donde vivían habían matado a un hombre de un disparo en el corazón, ¿entiendes lo que digo?-

-Mamá, eso es ridículo… ¡Michael no ve fantasmas!-

-Pues no deberías descartar la posibilidad, hija. El don se ha dado en la familia y la verdad, lo que dices de la lámpara me recuerda a otras experiencias que mi madre me contaba le habían pasado a su hermana; luces que se apagaban y se encendían cuando ella estaba en una habitación, ruidos extraños, la temperatura bajaba de golpe, objetos que salían volando de sus lugares…-

-¡Mamá, mamá, ya, para… me estás poniendo más nerviosa!-

-No te lo digo para asustarte, hija, solo te lo digo para ayudarte. Eloise no recibió el apoyo que requería de sus padres y los espíritus la consumieron hasta quedar tal y como la recuerdas.-

-Pero… espiritismo, mamá, eso va contra nuestra religión.-

-Lo sé, pero no es algo que tú hayas salido a buscar o consultar, es algo que se ha dado en la vena de los Upshaw y podría ser una posibilidad. Sólo medítalo, Kathy.-

Katherine guardó silencio unos segundos, sopesando lo dicho por su madre. Seguía pareciéndole un absurdo, pero a la vez… es que… sonaba tan similar.

-No lo sé, quizá estoy exagerando, las cosas han estado algo tensas con el exceso de trabajo de los chicos que quizá estoy haciendo una tempestad en un vaso de agua.-

-Está bien, también existe esa posibilidad.- Replicó, vencida, la Señora Scruse.- Entonces si es así no te preocupes, Kathy, solo espera un poco y quizá a Michael se le pase como la última vez.-

-Sí, como la última vez.- Murmuró Katherine, más para sí que para responder a su madre. Sonrió y más o menos tranquila, dijo.- Gracias mamá… me ha sentado mejor el hablar contigo.-

-De nada, hija, ya sabes… Estoy aquí para lo que sea.-

Katherine sonrió aun más, se despidió amorosamente de su madre y colgó el teléfono.

Minutos después, Joseph llegaba a la casa. Katherine se apresuró a recibirle como acostumbraba, al tiempo que le interrogaba sobre a dónde había ido toda la tarde.

Pero apenas iba a contestar, cuando el teléfono sonó. Joseph levantó el auricular y la voz de Suzanne Depasse se dejó oír, alegremente.

-Joseph, que bien, mira es algo importante, necesitamos que Michael esté aquí mañana a las siete, por favor.-

-¿Michael? Querrás decir el grupo.- Replicó Joseph con voz seria.
-No, los chicos no son requeridos por ahora y además, me imagino que deben volver a la escuela. No, por ahora solo necesitamos a Michael, mañana a las siete, buenas noches.- Y la chica cortó la comunicación.

Joseph se quedó de pie, con el auricular en las manos, mascullando una serie de palabras ininteligibles, mientras que Katherine, al verlo, pensó que por ahora los amigos imaginarios de su hijo serían el menor de los problemas.

miércoles, 14 de julio de 2010

Child of the light cap 12






Capitulo 12

Había sido un caos, efímero casi, pero un caos.

Janet había salido corriendo y llorando hacia la habitación de Jackie, quien, junto a Tito y Latoya, al escuchar la gritería, imaginaron lo peor, pero el miedo se acrecentó al escuchar el ruido de la lámpara estrellándose contra el piso.

Casi de inmediato, Joseph había pasado frente a la puerta de Jackie, la cual se hallaba abierta, con rumbo al piso de abajo; los chicos vieron su oportunidad y salieron corriendo rumbo al cuarto de Michael, dejando a Janet, aun nerviosa y llorando, en la habitación junto con Latoya, en unos segundos, Jermaine le dejaba a su cargo a un lloroso Randy, al tiempo que se unía a sus hermanos.

Al entrar, encontraron a Michael sentado en el piso, a un lado de su cama y en silencio. Miraron en el piso los restos de la lámpara sin entender qué había pasado. Jackie se acercó a Michael.

-¿Estás bien?- Preguntó dubitativo. Michael salió de su ensimismamiento y miró a su hermano, asintió con la cabeza y esbozó una débil y nerviosa sonrisa.

-¿Qué pasó aquí?- Dijo Tito aun mirando los restos de la lámpara, para luego echar un vistazo rápido a su alrededor, Jermaine hacía lo mismo, confundido.

-Ha sido Jimmy, ¿Verdad?- Inquirió Marlon entre asustado y fascinado, había llegado al lugar siguiendo a sus hermanos.

-Sí…- Replicó Michael con un hilo de voz. Marlon, fascinado, iba a hacer más preguntas, pero en eso irrumpió Katherine, que había llegado al cuarto lo más rápido que se lo había permitido su pierna lisiada.

-¡¿Están todos bien?! ¡¿Qué ha pasado?!-

-Nada, mamá, solo se cayó una lámpara, es todo.- Respondió Jermaine. Katherine miraba el estropicio al tiempo que revisaba con la mirada a sus retoños, intentando verificar que no estuvieran dañados.

-No se cayó…- Murmuró una vocecilla.- Jimmy la lanzó.- Todos se giraron a ver a Michael, quien los veía a ellos a su vez.

-¡Ya va a empezar otra vez!- Murmuró Jermaine, llevándose la mano a la cabeza.

-¿Jimmy? ¿Quién es Jimmy, Michael?- Preguntó Katherine. El niño iba a responder, pero Jermaine lo interrumpió.

-Su amigo el fantasma.- Dijo este en un murmullo hacia su madre, quien hizo un ligero gesto de extrañeza, después, recordó lo dicho por Joseph, lo del nuevo amigo imaginario de Michael.

No le era rara la situación de los amigos imaginarios de su séptimo retoño.

Pero era la primera vez que sabía que un amigo imaginario rompiera cosas.

-Está bien, vayan todos a darse un baño.- Ordenó la mujer, pensando que tras aquel incidente, quizá el ensayo de Joseph se habría cancelado. Empezó a recoger los trozos de vidrio.

-Sí, mamá.- Respondieron todos casi al unísono, al tiempo que empezaban a retirarse del lugar. Jackie miró a Michael y le sonrió, el niño correspondió la sonrisa, dando a entender que cualquier malentendido durante la gira había quedado zanjado. El chico acarició la cabeza del pequeño y ayudó a su madre a recoger los pedazos para luego alejarse de ahí.

En otra parte de la ciudad, se encontraban las oficinas en Los Ángeles de Berry Gordy, presidente y dueño de la Motown records. Suzanne Depasse había llegado desde hacía horas y se encontraba dando su reporte sobre la gira del grupo al talentoso productor y empresario.

-…y eso, a grandes rasgos, es todo lo relevante sobre la gira de Los Jackson 5.- Concluyó su reporte.-

-Entiendo, me alegra saber que todo ha marchado tan bien.-

-Sí, salvo ligeros incidentes todo va de maravilla.-

-¿Ligeros incidentes? ¿A qué te refieres, Suzanne?-

La chica meditó unos segundos, para luego acomodarse en su asiento; miró a Berry y con un cierto aire de misterio, dijo.

-Michael… ha estado algo nervioso.-

-¿Nervioso?- Repitió Gordy con extrañeza e interés, pues el pequeño Michael era casi como un hijo para él y le preocupaba todo lo referente a él.

-Sí, lo cual no es de extrañar si consideramos todo el trabajo y la presión en la gira, y el hecho de que solo tiene doce años, pero… bueno, no sé como tomarlo.-

-Suzanne, si te dejaras de rodeos por favor, me confundes.-

La joven meditó un poco, luego sonrió.

-Ha creado un amigo imaginario.-

Berry, quien hasta el momento se hallaba preocupado, soltó una risotada mezclada con alivio.

-¿Y eso es todo? ¿Por eso te preocupas? Michael es un niño, es normal que a su edad los niños tengan amigos imaginarios.-

-El problema no es eso, Berry, el problema es Joseph.-

Ya había salido Joseph a relucir. Berry suspiró, pero sin perder la sonrisa.

-¿Qué pasa con Joseph?-

-El hombre es un histérico, presiona mucho a los niños, en especial a Michael. ¡Lo hubieras visto como se puso cuando se dio cuenta del amigo imaginario!-

-¿Ah, sí? ¿Cómo se puso?-

-¡Ja!- Exclamó Suzanne, desviando la mirada con un gesto entre molesto e irónico.- Como una fiera, parecía que el niño hubiera cometido un crimen imperdonable. ¿Puedes creer que zarandeó a Michael en pleno ensayo, solo por que creyó ver a alguien en el escenario?-

Berry volvió a suspirar, está vez la sonrisa fue reemplazada por un gesto mezcla de desaprobación e impotencia.

-Me imagino. Pero es su padre, no podemos decirle como disciplinar a sus hijos.-

-¿Pero disciplinarlos porqué? ¡Digo! ¿Al menos ahí en qué le afecta? Solo es un juego inocente, no una felonía o algo que amerite una corrección.-

-Sí, pero eso explícaselo a él.-

-Además de qué está paranoico.- Continuó Suzanne.- No podía hablar contigo por teléfono porqué se le figuraba que estábamos conspirando en su contra; ¡incluso insistía en venir aquí, conmigo, a dar el reporte de la gira! No sé que se le figurara a ese hombre, ¿acaso piensa qué le vamos a robar a sus niños? Ganas no me faltan, pero obviamente que no…-

-Calma, calma, Suzanne.- Soltó Berry, casi riendo.- Tranquilízate. Entiendo el porqué te alteras, pero también entiendo el punto de Joseph, es obvio que se preocupe por los intereses de sus hijos.-

-¿De sus hijos o los suyos?-

-Cómo sea.- Replicó el hombre, negando con la cabeza.- Pero en fin… a menos que lo que tengo que hablar contigo le parezca una amenaza, no tiene razón para ponerse nervioso.-

-¿Lo qué tienes que hablar conmigo? ¿Qué es?-

-Bueno.- Berry se tronó los dedos al tiempo que estiraba sus brazos frente a sí, un gesto habitual en él cuando se trataba de hablar de negocios en grande que le entusiasmaban.- He pensado que ha llegado el gran momento.-

-¿El momento de qué? ¿De qué hablas, Berry?-

-De que nuestro pequeño Michael lance su primer disco como solista.-

Suzanne abrió los ojos con sorpresa y alegría.


La noche había caído rápidamente.

Tal y como Katherine había pensado, el incidente en la habitación de Michael había cancelado el ensayo que Joseph había predispuesto, es más, el mismo Joseph había salido de casa, desapareciendo por horas. Lo cual proporcionó cierta paz en el hogar.

Los chicos, por primera vez en meses si no es que en años, lograron pasar una tarde tranquila en su hogar con su familia. Katherine les había preparado una suculenta cena, tras la cual pudieron charlar, reír y descansar a su antojo.

Cuando por fin el cansancio les había vencido, cada uno se recluyó en su habitación, despidiéndose de su madre con un tierno beso y un dulce “hasta mañana”.

Fue arropándolos uno por uno (incluso a los grandes, pues no dejarían nunca de ser sus bebés). Llegó a la puerta de la habitación de Michael, y fue cuando lo escuchó.

-En verdad, gracias por ayudarme… estaba muy asustado. Pero… ¿porqué tenías esa cara?-

Katherine, extrañada, se acercó más a la puerta para poder escuchar mejor.

-¿Quiere decir qué es la primera vez qué haces algo así? ¡Pues fue genial! Si no hubieras aventado esa lámpara… bueno… tú sabes…-

Intrigada por saber con quien hablaba su hijo, Katherine abrió la puerta, olvidándose por completo de llamar. Michael al escuchar se giró asustado, pensando que era Joseph, pero se relajó al ver a su madre en el umbral.

Katherine miró a su alrededor con discreción, luego miró a su hijo.

-¿Con quién hablas, Michael?-

-Con… con nadie.- Dijo el niño, prefiriendo ahorrarse la letanía del amigo imaginario.

-Ya es muy tarde, es mejor que te acuestes.- El niño asintió con la cabeza y se metió en la cama.

Tras arroparlo con esmero y darle un tierno beso en la frente, Katherine le deseó las buenas noches a su niño y salió de la habitación, apagando la luz. Cerró la puerta estando fuera y se dispuso a retirarse, pero la duda la hizo detenerse, se acercó de nuevo a la puerta y pegó el oído a ella.

-Por qué quizá pensaría también que imagino cosas…- Escuchó que decía Michael, como si conversara con alguien. Angustiada, se retiró del lugar.

Después de arropar a los que le faltaban, Katherine entró en su alcoba. Se sentó en la cama, pensativa, preocupada. Tras unos minutos, tomó el teléfono y marcó.

Esperó un rato en el auricular, después, sonriendo dijo.

-Hola mamá, soy yo, Katherine.-

domingo, 11 de julio de 2010

Child of the light cap 11




Capitulo 11.

Fue cuestión de minutos para que el grupo y su comitiva lograran abandonar el aeropuerto en la limosina, pese a la horda de adolescentes desquiciadas por sus ídolos que se agolpaban alrededor del auto.

-¡Cielos! Esto cada día se pone peor.- Murmuró Suzanne con una sonrisa de satisfacción, pues pese a lo sobrecogedora que podría ser la efusiva muestra de afecto de los fans, eso significaba sin duda alguna el éxito rotundo de los chicos y el hecho de que iban por muy buen camino.

-¡Qué maravilla estar por fin aquí!- Dijo Tito, feliz ante la idea de poder ver a Dee Dee, después de tanto tiempo. Ansiaba llegar a casa para revelar las fotos del viaje, aquellas que había prometido que le mostraría a su regreso.-Ahora iremos a casa, ¿no?-

-Iremos primero al estudio.- Dijo Joseph, mirando vagamente por la ventanilla.-El que estemos aquí no quiere decir que no haya trabajo qué hacer.- Esto fue recibido por los chicos con un suspiro ahogado de cansancio.

-De hecho, por ahora la única que debe ir al estudio soy yo.- Intervino Suzanne.- Debo reportarme con Berry, ponerle al tanto de todo lo que ha pasado y recibir instrucciones. Ustedes pueden ir a casa y tomar un merecido descanso.-

Los chicos sonrieron abiertamente al escucharla, pero Joseph la miró con molestia. Si no le agradaba que tuvieran sesiones telefónicas privadas al respecto del grupo, menos le gustaba la idea de que después de semejante gira, él no fuera requerido en una junta para tratar sobre ese tema.

-Creo que yo debería estar presente, ¿no Suzanne?-

-En verdad, Joseph, no es necesario, sólo le pondré al tanto de cómo fue la gira, eso es todo, no se tratará de nada relevante ni de algo que necesite de que te tomes la molestia.- Insistió la joven con naturalidad, pues pese a que sabía el porqué de la insistencia del patriarca Jackson, prefería no darle mayor importancia. Joseph, sin argumentos para rebatir lo dicho por Depasse, guardó silencio con un gesto en el rostro que daba miedo.

Llegaron a un edificio, parte de la compañía, en el cual pasaron de la limosina a una camioneta regular que los llevaría a casa, Suzanne se despidió de ellos al tiempo que subía a otro auto que la llevaría a los estudios donde se encontraba Berry Gordy.

Pese al entusiasmo y felicidad que los chicos sentían, no se atrevieron a abrir la boca; todo el trayecto de camino a encino se llevó bajo un silencio sepulcral. Joseph se veía molesto y era mejor no alterarlo.

Jimmy observaba el ambiente sin comprenderlo. Él siempre pensó que el padre de los niños de chicle sería un consentidor enfermizo que traería a sus bodoques en una bandeja de plata, sonriendo todo el tiempo y hablando sin parar de sus virtudes y talentos; pero en lo que llevaba de acompañar a Michael, esa imagen se había caído al piso de un golpe. Joseph Jackson, en vez de un orgulloso padre, parecía un capataz amargado y enfurecido que se irritaba hasta con el más mínimo ruido o el vuelo de una mosca.

Harto de mirar a Joseph, el fantasma miró por la ventana de la camioneta. El sol bañaba las calles con sus dorados y cálidos rayos, haciendo que el cielo se viera aun más claro de lo que nunca lo había visto en los sombríos paisajes de Nueva York; las grandes palmeras de California ribeteaban las calles por donde la camioneta pasaba, dejando al chico fantasma pasmado ante tal exótica belleza.

-¡¡Mira qué grandes!!- Exclamó como un chiquillo ante un espectáculo maravilloso.- ¡¡Hey, creo que esa tiene un coco!! ¡Vaya desperdicio, deberíamos bajarlo!-

El hecho de imaginar a Jimmy, trepando por el tronco de la palmera para alcanzar un, probablemente inexistente, coco, le causó tanta gracia a Michael que comenzó a reír a carcajadas.

Los chicos lo miraron sobresaltados, ya no tanto por el hecho de que su risa había roto aquel “voto de silencio” que acostumbraban auto imponerse cuando Joseph se hallaba de malas pulgas, sino más bien, alarmados por el hecho de que de la nada, su pequeño hermanito comenzaba a carcajearse como si estuviera loco.

Joseph se hallaba conduciendo, razón por la cual no se giró para encarar al muchacho, pero eso no evitó que desde su asiento, mirándole por el retrovisor, exclamará encolerizado.

-¡¡¿Qué diablos te pasa, muchacho?!! ¡¡¿Acaso estás loco?!!- Michael se sobresaltó y guardó silencio de inmediato, hundiéndose en su asiento; su padre seguía vigilándole de vez en vez por el espejo.

Jimmy le miró con desprecio.

Al poco tiempo llegaron a las puertas de la mansión, aquel enorme lugar parecido a un castillo, de grandes jardines y portones enormes, la fortaleza que Joseph se había procurado para resguardar a su familia.

Jimmy estaba anonadado ante aquella visión, se giró hacia Michael, admirado ante aquel exorbitante lujo en el que vivía, pero el niño no notó aquel gesto, se hallaba aun hundido en el asiento, entre temeroso y dolido por aquel exabrupto de su padre. Jimmy, prefirió no decir nada.

Tras cerrarse las rejas del patio, dos agentes de seguridad se acercaron a la camioneta. Detrás de ellos y saliendo de la casa iban Katherine, Randy, Janet y Latoya, corriendo hacia los muy extrañados hermanos.

-¡Oh, qué alegría qué estén aquí!- Exclamaba Katherine abrazando y besando a cada uno de sus niños. Ante esto, la tristeza de Michael pareció esfumarse.- ¿Qué tal ha ido el viaje?-

-¡Grandioso! ¡Debiste verlo!- Exclamaba Jermaine, emocionado ante la idea de relatar a los suyos las maravillas de la gira.- ¡Las chicas se volvían locas!-
-Parece que a ti solo te interesa eso.- Dijo Latoya, riendo y abrazando a su hermano. Katherine abrazó a Joseph, quien trató de fingir alegría y disfrazar así su malhumor, pero eso no pasó inadvertido ante la mirada atenta de su fiel esposa.

-¿Qué ocurre, Joseph? ¿Pasa algo malo?-

-Nada, no es nada. Chicos, lleven las cosas adentro.- Ordenó el hombre a los muchachos. Estos, con la ayuda de sus otros hermanos, se dispusieron a llevar el equipaje al interior de la casa entre risas y barullo.

-¿Nada? Sí, te lo voy a creer.- Insistió Katherine, sin dejar de mirar a su esposo.- ¿Qué ha pasado?-

-Suzanne ha rechazado el que le acompañe a ver a Berry.- Dijo conteniendo la molestia.

-No deberías tomarlo tan a pecho, quizá no haya sido nada de importancia lo que tenía que decirle.-

-Ese no es el punto.- Insistió con cierta firmeza el hombre.- Tal parece que ese par se olvida de que el manager del grupo soy yo.-

-Joseph.- Rió Katherine.- Si hay algo que no has permitido que olviden es el hecho de que tú eres el manager de los chicos, siempre has estado al pendiente de todas las negociaciones, no se te escapa nada sobre los contratos y presentaciones, todo está más que claro.-

-Eso es porqué siempre estoy al pendiente, pero si me descuido… ¡Quién sabe que es lo que podrían hacer esos dos!-

Katherine sonrió, negando con la cabeza, restándole importancia a la paranoia de su esposo.

-Y como si no fuera suficiente, Michael se está volviendo loco.-

-¿Qué dices?- Inquirió la mujer, alarmada.- Repite eso, ¿A qué te refieres?-

-Está hablando solo otra vez, como aquella vez.- Dijo él, con molestia.

Katherine relacionó lo dicho por su marido a aquel viejo incidente de Aisha, la amiga imaginaria de su hijo. Más relajada, dijo.

-Ha creado otro amigo imaginario, ¿Qué hay de malo en eso?-

-Perjudicará a la banda. Si alguien lo ve hablando solo comenzarán a decir que está loco.-

-Si alguien lo ve hablando solo, comprenderán que es un niño y que es obvio que tenga amigos imaginarios, no hay nada de malo en eso.- Joseph hizo un gesto de impaciencia.- Anda ya, déjate de pensar en cosas como esas y vamos a la casa, necesitan descansar.-

-¿Descansar? Aun es muy temprano, aprovecharemos la tarde, los chicos tienen que ensayar.-

Katherine le miró confundida.

-Pero acaban de llegar de un largo viaje, les haría bien dormir un poco, comer algo…-

-Les hace bien entrar al estudio y practicar sus pasos, no pueden darse el lujo de bajar el ritmo de trabajo, no ahora.- Y tras decir esto se encaminó al interior de la mansión, dejando a Katherine suspirando vencida.

Los chicos se hallaban en sus respectivas habitaciones dejando las maletas y desempacando. Latoya ayudaba a Tito y Jackie, preguntándoles un sin fin de cosas sobre los lugares visitados en la gira, Randy acompañaba a Jermaine, interrogándolo de igual manera y buscando si le había traído algo.

-¡Estoy exhausto!- murmuró Michael, dejando la maleta en el piso y dejándose caer sobre su cama. Jimmy se sentó junto a él.

-Vaya mansioncita la tuya, ¿eh? El retorcerse en el escenario como si te estuvieras electrocutando tiene sus ventajas.-

Michael le miró fingiendo molestia, pero sin poder evitar sonreír. Le agradaba la compañía de Jimmy, sabía como hacerle menos pesados los momentos difíciles.

En eso la puerta se abrió y la pequeña Janet entró por ella. Al ver a su hermano sobre la cama, tomó vuelo y corriendo saltó sobre él.

-¡¡Hola!!- Gritó al tiempo que le caí encima. Michael pegó un grito, seguido por una enorme carcajada.

-¡¡Bájate, estás muy pesada!!-

-¡¿Cómo es Nueva York?! ¡¿Fueron a la estatua de la libertad?! ¡¿Me trajiste algo?!- interrogaba la niña, sentada sobre su hermano mientras le hacía cosquillas. Michael reía mientras intentaba liberarse de ella.

-Michael, baja ahora al estudio, tienen que practicar.- Dijo secamente Joseph apareciendo en la puerta. Janet al verlo cesó su ataque de cosquillas, escurriéndose al otro extremo de la habitación.

Michael, muerto de cansancio y deseoso de charlar con su pequeña hermana, sintió dentro de sí ese sentimiento rebelde que solía traicionarlo en las peores situaciones.

-No quiero…- Murmuró con sequedad. Joseph lo miró con los ojos casi saliendo de sus órbitas.

-¡¿Qué dices?!-

-¡Que no quiero!- Exclamó Michael, harto, exhausto, enojado.
Fue la gota que rebasó el vaso. Joseph, encolerizado miraba a su pequeño vástago. En un instante se dejó ir sobre él y tomándolo bruscamente del brazo le alzó casi en vilo mientras levantaba la otra mano dispuesto a golpearlo. Janet, aterrada, salió corriendo de la habitación.

-¡¿Cómo te atreves a gritarme?!- vociferó Joseph. Jimmy al mirar la escena, al ver el terror reflejado en los enormes ojos de Michael, se llenó de ira.

-¡¡Basta ya, maldito!!- Gritó el fantasma, al tiempo que daba un manotazo a la lámpara que yacía en una de las cómodas del cuarto.

La lámpara salió volando con violencia en dirección a Joseph, y no lo golpeó solo porque el patriarca de los Jackson, había logrado esquivarla con un rápido y asustado movimiento.

Soltó a Michael. Estático, se quedó ahí, de pie, mirando los restos de la lámpara destrozada en el piso alfombrado de la habitación.

Serio, impactado, salió del lugar sin decir una palabra.

Michael miró a Jimmy, tampoco podía decir palabra alguna, pero la gratitud en sus enormes ojos de avellana eran claras para el buen Jimmy.

jueves, 1 de julio de 2010

Child of the light cap 10



Capitulo 10.

Era una noche ajetreada en aquella jefatura de policía neoyorquina.

Los oficiales, entraban y salían ya fuera para ir a cumplir con sus órdenes o que volvieran con algún convicto arrestado. El caos que parecía bullir ahí era intimidante para cualquiera.

Pero eso no detuvo a la mujer que, preocupada, con los signos del llanto y el sufrimiento en el rostro, se atrevió a internarse en aquel hervidero de gente y seguir su camino, con tribulaciones, hasta llegar ante uno de los escritorios de la oficina. El oficial a cargo se acercó al ver a aquella mujer, madura como de 40 años, y con semblante de desesperación.

-Buenas noches, señora. Soy el oficial Thomas Jenkins, ¿en qué puedo ayudarla?-

-Oficial… mi nombre es Monique Thompson… mi hijo, mi hijo James se encuentra perdido desde hace varios días y no sé que puedo hacer…- Dijo, ahogándose en sollozos.

-Cálmese señora, la ayudaremos, ¿tiene alguna foto de su hijo a la mano?- La mujer, presurosa, sacó del interior de su abrigo una vieja foto de su hijo.- Muy bien, ¿qué edad tiene su hijo? ¿Sabe usted a dónde fue la última vez que lo vio? ¿Iba con alguien?- El oficial colocó un formulario de búsqueda en la máquina de escribir.

-Tiene 20 años, y… no… no sé a dónde fue ese día, solo sé que trabajaba con unos amigos, pero la verdad, nunca supe con quienes y en dónde.- La mujer se recriminaba a sí misma por aquella ignorancia.

-No se preocupe, de todas formas, veremos qué podemos hacer, ¿me repite el nombre de su hijo, señora?-

-James Thompson.-

El oficial había comenzado a tipear, cuando se detuvo.

-¿James Thompson?- Repitió, con cierta incredulidad. La señora al notarlo, le miró esperanzada.

-Sí… ¿Sabe algo de él?-

-Eh… no, no lo creo…- Murmuró el policía, pero recordando aquella curiosa llamada de la voz chillona que parecía decir algo dónde le sonaba ese nombre.


En Chicago, la noche prometía ser de tormenta.

El cielo era atravesado continuamente por rayos acompañados de sus respectivos truenos, no era precisamente la noche más halagüeña para viajar por avión, sin embargo, el grupo y su comitiva debía estar por la mañana en Los Ángeles y no podían detenerse por una nimiedad como esa.

-Iré a ver si la aeromoza tiene más revistas como las que encontré en el otro avión, quizá nos sirvan para ayudar a Jimmy.- Le dijo Marlon a Michael, ya que compartían el asiento. Michael asintió levemente, se hallaba hecho un ovillo sobre su asiento, aterrado por un relámpago que había cruzado el cielo.

-No creí que te asustaran esas cosas.-Le dijo Jimmy, apareciendo a su lado.

-Odio volar con relámpagos… ¿Qué tal si le pegan al avión y nos caemos?-

-Pues entonces seré tu guía en el más allá.- Replicó el fantasma a son de broma. Michael le miró sin saber si reír o llorar.- Está bien, mal chiste.-

-Dime, Jimmy… ¿Qué hacías antes?- Murmuró el pequeño, aun hecho un ovillo en su asiento.

-¿Antes?-

-Ya sabes… cuando vivías, ¿a qué te dedicabas? ¿Estudiabas?-

Jimmy hizo una mueca ligera de desagrado. No le gustaba la idea de ventilar su vida de esa forma, pero pensó que quizá eso ayudaría al niño a no pensar en la tormenta, y pese a ir contra sus instintos de privacidad, dijo.

-Trabajaba…-

-¿Haciendo qué?-

-Un poco de todo…-

-¿Qué es un poco de todo?-

-¡Vaya qué eres curioso!- Espetó, casi gruñendo. Miró a Michael y este le veía con sus enormes y cristalinos ojos. Jimmy, giró el rostro hacia otro lado.- Estaba en una pandilla.-

-¿Una pandilla?- Inquirió Michael con total interés, tanto que se acomodó en el asiento dejando su postura introvertida e inclinándose hacia dónde se hallaba Jimmy.- ¡¿De gángsters?!-

-No…- Replicó el otro con una risita, aunque después de unos segundos, dijo.- O quizá sí… La verdad, sí era un grupo, pues, criminal, pero no sé si serían gángsters.-

-¡Wow!- Exclamó el niño, emocionado.- ¿Usaban sombreros y esas cosas? ¿Cómo en los intocables?-

-No, no sé, nunca conocí más que a mis jefes directos.-

-¿Qué hacías en el grupo?-

-Trabajos menores, descargue de contrabando, golpear a los renegados del grupo, cosas como esas…- Murmuró el joven con desinterés, o por lo menos fingiéndolo.

Michael pudo notar su incomodidad.

-Lo siento, no debí preguntar eso.-

-¡Nah! Olvídalo, no importa.-

-No estabas ahí por gusto, ¿verdad?-

-Dudo mucho que la mayoría esté ahí por gusto.-

-Entonces, ¿por qué te uniste a ese grupo?-

Jimmy exhaló (si es que eso era posible) un gran suspiro.

-Mi madre… ella se hace cargo de nosotros, sola… quería ayudarla.-

-¿Qué hay de tu papá?-

-¡Bah!- Fue la única respuesta del fantasma, Michael, comprendiendo, no quiso insistir.

-¿Cuántos hermanos tienes?-

-Tres, una de trece, y otros dos de siete y cinco.-

-Son pocos.-

-¿Pocos? Dices eso porque tú no los mantienes.-

-Yo tengo ocho hermanos, dime si a lado mío no son pocos.-

Jimmy rió, la forma en la que Michael se conducía en algunas ocasiones era similar a la de un adulto pequeño, algo que le hacía mucha gracia.

-¿Desde cuando ayudas en tu casa?- Preguntó Jimmy.

-Yo siempre procuro ayudar. Cuando vivíamos en Gary nos turnábamos entre Marlon y yo para llevar o recoger a Randy del colegio y teníamos asignaciones en casa.-

Jimmy bufó y sonrió ante esta respuesta. ¿Acaso el chico se hacía el desentendido a propósito o en verdad no había entendido su pregunta?

-Sí, pero, ¿desde cuando tú y tus hermanos sostienen a su familia?-

-¿Sostener? Suena como si los estuviera cargando.- Rió Michael.- pero si lo que quieres decir es sobre ayudar con el dinero en la casa, pues… sí, muchas de nuestras presentaciones nos hacían ganar algo de dinero que mamá usaba en la casa. Yo tenía cinco años cuando comenzamos con esto.-

-¡¿Cinco?!- Exclamó Jimmy asombrado, aunque claro, si lo veía con lógica, ¿Desde qué edad pensaba él que podía estar el niño en ese negocio si a su edad ya era una figura popular, exitosa y reconocida? Y pese a todo, la idea le desagradó, pues se imaginaba a su pequeño hermano trabajando de esa manera y no le gustó.

-¿Y tú? ¿Desde cuando?- Le devolvía el niño la pregunta.

-Desde los dieciséis.- Replicó.- Desde los dieciséis que soy un criminal.- Dijo con amargura.

-No lo eres.-

Jimmy miró a Michael con extrañeza.

-¿Por qué dices eso?-

-Es sencillo, yo estoy en un grupo, canto, bailo y me gusta a pesar de todo, en fin, por lógica soy un artista. Tú estás en una pandilla, cometes crímenes pero no te gusta, por lógica no eres un criminal, no puedes ser algo que no te gusta ser.-

Jimmy no estaba seguro si la “lógica” del niño era viable, pero debía admitir que le hacía sentir mejor y le agradaba.

-Gracias.- Le dijo sonriendo. Michael correspondió aquella sonrisa.

-¿Y cómo se llaman tus hermanos, y tu mamá?- Siguió Michael. Jimmy comenzó a compartir con el niño todos esos detalles que él le preguntaba.

Ambos charlaban y reían amenamente. Marlon, quien había visto la actitud de su hermano, decidió no interrumpirlo, sabiendo que estaría charlando con Jimmy, así que optó por sentarse junto a Jermaine, quien se hallaba en un asiento para él solo. Joseph también notaba el extraño comportamiento de su hijo menor, extrañado de tal actitud y temiendo que los que se hallaban en el vuelo comenzaran a murmurar, se acercó al asiento y amenazante, se inclinó sobre el niño.

-¡¿Qué diablos estás haciendo?!- Gruñó en un susurro.

-N… nada…- Replicó Michael en un murmullo nervioso. El tener a Joseph tan cerca lo intimidaba demasiado.

-¡Compórtate como se debe, si no van a decir que estás loco!-Le advirtió, separándose del asiento, pero sin dejar de mirarlo de manera extremadamente severa. Jimmy miraba a Joseph con aun más desagrado. Definitivamente ese sujeto no le agradaba para nada.

-¡Bien chicos, alégrense, estamos por llegar a Los Ángeles!- Exclamó Suzanne con entusiasmo. Los muchachos se asomaron a las ventanillas.

Michael, olvidando el incidente con Joseph, se asomó también a la ventanilla de su asiento y miró. Era verdad, no muy lejos se podía apreciar la bella ciudad de Los Ángeles y la gran colina de Hollywood.

No podía creerlo, había pasado casi todo el viaje sin notarlo, incluso la tormenta había parado y ni siquiera se había dado cuenta.

-Gracias, Jimmy-

-¿Eh… por qué?-

-Por nada, solo gracias.- Dijo el niño, dejando al fantasma confundido.

En menos de media hora, ya descendían del avión en el aeropuerto de Los Ángeles, donde una limosina los esperaba.