Child of the light

Child of the light
Jackson 5

lunes, 6 de septiembre de 2010

Child of the light 16


Capitulo 16

-¿Entonces… llamaste a la policía?- Preguntaba Michael impresionado por su hermano. Jimmy yacía a un lado del niño con la misma expresión de sorpresa. Marlon con una sonrisa de confianza y autosuficiencia se adentró en la habitación.

-Así es.- Respondió tranquila y felizmente.- Aproveché que Joseph no se encontraba en casa y me di vuelo con el teléfono… quizá lo note cuando llegue el recibo, pero ya veremos.- La admiración de Michael hacia su hermano iba en crecimiento al escucharle hablar con tal confianza.

-¿Y qué te dijeron? ¿Qué les dijiste? ¡Cuenta!-

-Bueno, les dije que llamaba para reportar a un chico desaparecido, James Thompson, qué había sido visto por última vez cuando iba a su trabajo en el almacén de la 29 y Hudson y que llevaba más de dos semanas sin volver a su hogar. El oficial que me atendió me hizo más preguntas, que… la verdad no supe responder porqué bueno, no soy familiar y no tengo las respuestas.- Dijo Marlon, alzando un poco los hombros.- Pero le dije que era un amigo y que como no aparecía temíamos que le hubiera ocurrido algo malo ya que algunos de sus amigos se habían metido en un gran lío y nos preocupaba que él se hubiera visto involucrado sin deberla ni tenerla.-

-¡Marlon, eres un genio!- Exclamó Michael sintiendo aún más admiración por la facilidad de palabra y la pericia de su hermano.

-El oficial dijo que haría el reporte. La verdad, no me quedaba a gusto y le exigí que lo hiciera en ese momento y que no colgaría si no me lo leía antes. Parece que se molestó conmigo, pero aun así empezó el papeleo y fue entonces cuando me dijo…-

-¿Qué? ¿Qué te dijo?- Le instó Michael a continuar con premura, Jimmy también insistía, pero Marlon no podía escucharlo.

-Dijo que alguien más ya había reportado a Jimmy. Uno un anónimo, supongo que fue tu llamada. Pero el otro fue por parte de una mujer, al parecer… la madre de Jimmy.-

Michael y el fantasma tenían la misma expresión en el rostro, una expresión que revelaban dolor y tristeza. El niño ya había pensado antes en como se hallarían los familiares de su amigo, pero era la primera vez que la realidad de su desesperación se asomaba en toda aquella situación, golpeándole en la cara. Miró de reojo a Jimmy, el cual parecía tener los ojos llorosos.

-¿Y te dijo algo más?-

-Sí… y esto es lo que no les va a gustar, aunque era algo que ya me esperaba.- Michael instó nuevamente a su hermano con la mirada, Marlon, armándose de valor, respondió.- Dijo que fueron al almacén y que no había nada, ni un rastro, ni una pista de Jimmy.-

Michael se sintió desolado. En su pequeño e ingenuo corazoncito, pensaba que con ir a ese lugar la policía encontraría el cuerpo de Jimmy y podrían ayudar a su familia.

-Pero me dijo que a raíz de los reportes y la investigación en el almacén, podrían iniciar una búsqueda y que podía llamarlos posteriormente para saber si tenían alguna pista.- Añadió Marlon.

-¿No te pidieron tu nombre?- Inquirió Michael.

-Sí, les dije que me llamaba John Shaft y les dije que si tenían alguna pista me llamaran aquí.- Marlon sonrió al recordar al protagonista de aquella novela policíaca que Tito había comprado y que les había impedido leer por considerarla no apta para menores: cosa que no había impedido que el atrevido muchacho la sustrajera de la habitación de su hermano mayor. Marlon y Michael, cada que tenían oportunidad, dormían juntos para poder leer bajo las cobijas y con una linterna aquella historia digna de formar parte del naciente género fílmico del blaxploitation.*

-¿John Shaft? ¿Bromeas?- Dijeron al unísono Michael y Jimmy, mirando a Marlon sin saber si reír o qué. Aquella puntada por parte del chico había conseguido que la tristeza que sintieran al pensar en la Señora Thompson, se disipara un poco.

-Sí, ¿Qué tiene de malo?- Replicó el muchacho con desparpajo.- ¿Acaso no hice una buena labor de detective? Creo que me lo merezco, ¿no?- Agregó ufano y sonriente.

-Ok, “Shaft” gracias.- Dijo Michael con una risita. No quería imaginarse la cara de su madre cuando la policía de Nueva York llamara a casa buscando a Shaft.-Pero mientras tanto… ¿Qué podemos hacer?- El niño miró a dónde se hallaba el fantasma, el cual se encontraba igual de confundido que él.

-Bueno, he estado pensando… ya que al parecer la policía tardará en encontrar el cuerpo de Jimmy, y siendo que contábamos con eso para que ellos hablaran con su familia, he pensado que quizá la comunicación directa sea la mejor solución.-

-¿Eh?-

-Debemos intentar hablar con la madre de Jimmy y contarle lo ocurrido.-

-Oh, no, no, no, no podría hacer eso…- Repetía Michael negando con la cabeza.

-Piénsalo Mike, es la única forma, la señora merece saber qué pasó con su hijo.- Insistió Marlon con seriedad. Michael guardó silencio por un momento. Su hermano tenía razón. La Señora Thompson debía estar pasando por un infierno de angustia y estaba en sus manos el aminorarlo, aunque le angustiara la idea de tener que dar semejante noticia a la madre de su amigo.

-Tienes razón… ¿Cómo lo haremos?-

-Mmm… podría ser por teléfono.- Respondió Marlon, pensativo.

-Jimmy, ¿Cuál es el número de tu teléfono?- Inquirió Michael al fantasma que se hallaba a su lado. El chico despertó de su ensimismamiento, pues se hallaba absorto ante una oleada de pensamientos sobre su familia. Al escuchar la pregunta de Michael, dijo.

-No tenemos teléfono.- El rostro de Michael expresó su desaliento.

-¿Qué te dijo?- Inquirió Marlon.

-No tienen teléfono.-

-Bueno, entonces quizá una carta.- Sugirió Marlon, nuevamente.- ¿Cuál es la dirección?-

-Jimmy, ¿Cuál es tu dirección?-

-Apartamento 300 B, calle 115 de Harlem.- Replicó el fantasma, aunque sentía qué quizá la idea de la carta fuera un tanto brutal para su madre.

-300 B, calle 115 Harlem.- Repitió Michael. Marlon hacía algunas anotaciones en una hoja arrancada de una libreta de Michael.

-Bien, escribiremos la carta y le pediremos a Dorinda que la ponga en el correo lo más pronto posible.- Dijo Marlon. Dorinda era una vieja ama de llaves, brazo derecho de Katherine en lo referente a los asuntos del hogar y adicta a mimar a los chicos en demasía. Siempre les traía de las tiendas cualquier cosa que le pidieran por muy inusual que esta fuera, o les cumplía los encargos que tuvieran a bien a darle. Amaba a los niños y estaba dispuesta a cualquier cosa por ellos.

-De acuerdo. Yo la escribiré, en cuanto la tenga te la daré y tú te encargas del resto, ¿de acuerdo?-

-De acuerdo.-

-¿Qué haces aun aquí, Marlon?- Los dos niños se giraron asustados hacia la puerta, temiendo que fuera Joseph, pero solo se encontraron con Katherine, quien traía una charola con un sándwich y un vaso de leche para Michael. Solo en ese momento, el pequeño recordó que había pasado toda la tarde grabando sin probar un solo bocado, cosa que su estómago también se dispuso a recordarle de manera ruidosa.

-Nada mamá, solo aquí de chismoso.- Dijo riendo.- Pero ya me iba.-

-Recuerda que tienes que ir a la escuela mañana y que Michael también necesita descansar.-

-Sí, lo sé.- Rió el muchacho.- Bueno, me voy. Entonces así quedamos.- Le dijo al final en un susurro. Michael asintió con la cabeza.

Cuando Marlon se despidió de su madre y salió de la habitación, Katherine se acercó a su otro hijo, depositando la charola en la mesita de noche.

-Te traje algo de comer, me imagino que estuvieron tan ocupados que ni siquiera pararon para eso.-

-¡Gracias!- El niño tomó el sándwich y comenzó a engullirlo casi con desesperación. Katherine le miró con ternura.

-¿Qué tanto hablaban tu hermano y tú?-

-Eh… de nada… del disco…- Murmuró el niño, aunque se le hacía feo mentirle a su madre.

-Entiendo.- Replicó la mujer. Guardó silencio un momento. Recordó lo dicho por su madre en aquella conversación y observó a su pequeño mientras este seguía engullendo el sándwich con hambre.

Pensó en su tía abuela Eloise, la mujer de ojos grandes y actitud ermitaña, aquella a la que tanto ella como los demás niños de la familia, llegaron a considerar una loca desquiciada que hablaba consigo misma.

¿Serían ciertas las sospechas de su madre? ¿Sería cierto aquello que decía su abuela? ¿Acaso la tía abuela a la que todos consideraban loca, realmente tendría un contacto casi divino y ahora su pequeñito lo había heredado?

Volvió a mirar al niño y la angustia la invadió. Pasó saliva, quiso pasar su mano por el cabello de su hijo, pero se contuvo. Luego, tratando de guardar la calma, logró serenarse y dijo.

-Michael…-

-¿Dime, mamá?-

-El otro día, cuando llegaron del aeropuerto… me dijiste que un amigo tuyo había lanzado la lámpara, ¿no es así? ¿Quién es él?-

El rostro de Michael se ensombreció un poco. No estaba seguro de si su madre entendería todo aquello. Era verdad que estaba dispuesto a contárselo aquella vez, pero, dadas las reacciones de todo aquel (excepto Marlon, claro) que había escuchado la historia, la verdad, ya no estaba seguro de nada.

Podía soportar que todos lo creyeran loco, pero no soportaría que su madre creyera que se estaba “deschabetando” o que se preocupara por ello.

-Bueno… sí… es que solo quería… quería que mis hermanos pensaran eso para que no se preocuparan.- Replicó el niño, esforzándose por sonreír con naturalidad.

-¿Ah, sí?-

-Sí… lo siento, sé que no debí hacerlo.-

-Jermaine dijo algo sobre un amigo imaginario.-

Michael dio un respingo.

-Sí… les hice esa broma durante toda la gira, pero creo que me pasé y terminaron hartos de eso…- Rió.

Katherine suspiró.

-De acuerdo. Termina ya la leche para que te vayas a dormir.- El niño apuro el resto de la bebida que aun tenía en el vaso.

-Muy bien, lávate y acuéstate.- Agregó Katherine, recogiendo el vaso y el resto de la charola. Dio un beso en la mejilla a su hijo y acarició su cabeza con ternura, para luego dirigirse a la puerta.

Antes de salir echó un último vistazo a su pequeño. Michael se había levantado para encaminarse al cuarto de baño y comenzar el aseo. Pero antes de hacerlo, vio a su madre y le sonrió con dulzura.

Katherine se quedó helada al ver a Michael, pero se repuso pronto. Correspondió a la sonrisa de su niño y salió de la habitación.

Afuera, se recargó en la puerta del cuarto de Michael. La angustia se removía nuevamente en su pecho. En su mente se hallaban fijos, los ojos de Michael.

Había algo en los grandes ojos avellana de su niño, que no se le había revelado antes. Algo entre ese destello de inocencia, un brillo que no había notado hasta ahora, un brillo especial y que le era conocido.

El mismo brillo que se hallaba en la mirada perdida de Eloise Upshaw.

* Shaft es una novela de ficción escrita por Ernest Tidyman y publicada en 1970, que narra las aventuras de un detective afroamericano. En 1971 apareció la película basada en este libro y adaptada por el mismo Tidyman, protagonizada por Richard Roundtree, convirtiéndose en un clásico del cine conocido como blaxplotation (género cinematográfico nacido en 1970 con la comunidad afroamericana y que tiene como base las persecuciones en autos con música funk como fondo. La primera película de este tipo fue “Cottom Comes” de Chester Himes). En el año 2000 apareció otra versión de esta película, protagonizada por Samuel L. Jackson, pero presentando esta vez a un sobrino del Shaft original qué, curiosamente, porta el mismo nombre de su tío y se dedica a lo mismo.